Serpientes y armas: la percepción del peligro


En el año 1967, dos profesores de la Universidad de Wisconsin, Leonard Berkowitz y Anthony LePage, realizaron un interesante estudio sobre las armas de fuego.


Serpientes o armas: la percepción del peligro

Durante dicha investigación, los profesores sentaron en una mesa a diferentes individuos que debían realizar mediante un tablero con distintos niveles de potencia, una descarga eléctrica a otra persona. La particularidad es que, en algunos casos, sobre la mesa había un arma de fuego, en otros casos, había una raqueta de bádminton. Los investigadores adujeron a los participantes que esos objetos habían sido parte de una investigación anterior y que habían quedado allí por un descuido.
Cada participante debía decidir que nivel de descarga eléctrica debía aplicar.
El resultado final marcó que las personas que realizaron la descarga con el arma arriba de la mesa, aplicaron descargas sensiblemente más fuertes que quienes hicieron el mismo procedimiento, pero con la raqueta de badminton a la vista.


El experimento fue tan comentado en el mundo científico de aquella época, que de allí surgió el llamado “efecto armas” (‘Weapons effect’) y se refiere a la teoría de que aquellos estímulos comúnmente asociados con la violencia (como las armas) pueden provocar respuestas más agresivas en las personas. Dicho efecto se hizo aún más evidente en aquellos individuos que mostraban cierta predisposición hacia conductas violentas.


Pero este efecto fue ilustrado en un laboratorio, veamos que ocurre en el mundo real. Una investigación realizada en el año 2005 por el Centro de Investigación de Control de Lesiones de la Universidad de Harvard, mostró que los conductores que llevaban un arma de fuego dentro de sus coches eran propensos a conducir de manera más agresiva y significativamente más proclives a hacer gestos obscenos a otros conductores: 23% si había un arma contra 16% si no la había. O de parar detrás de otro vehículo más cerca de lo habitual (14% contra 8%).


Serpientes y armas

Los seres humanos podemos identificar estímulos amenazantes tales como arañas o serpientes muy rápidamente. Esto tiene sentido desde una perspectiva evolutiva, ya que algunas arañas y serpientes son venenosas, por tanto, nuestros antepasados debían identificarlas rápidamente, dado que una picadura podría significar una muerte segura. En cambio, las armas de fuego son una amenaza moderna, que no puede explicarse mediante principios evolutivos.
En este sentido, investigaciones realizadas en el Reino Unido marcan que la atención visual en una situación de miedo es tan intensa ante una amenaza evolutiva relevante (araña, serpiente), que ante un miedo moderno (arma de fuego).
Sin embargo, las armas de fuego hoy son mucho más peligrosas para las personas que las serpientes o las arañas. Por ejemplo, en Estados Unidos mueren unas 31 mil personas al año por armas de fuego. En cambio, mueren anualmente en ese país 6 personas por picaduras de arañas y 5 por mordeduras de serpientes.

¿Cómo interpretar esto? La mera presencia de un arma aumenta el nivel de agresividad de las personas, sin embargo, percibimos otras amenazas mucho menos mortales, con niveles tan altos de peligro como las armas. Tal vez, este resultado se deba a que las armas están estrechamente vinculadas a la violencia en nuestros cerebros, pero a su vez, los miedos ancestrales siguen ocupando un lugar considerablemente alto en nuestra evaluación de peligro, sin dudas que esto influye en la alteración de la percepción del riesgo de las distintas amenazas.


Referencias:
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16434012
http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/16846972

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