¿Hasta qué punto deben los padres proteger a sus hijos?


Varias investigaciones aseguran que la forma en que algunos padres sobreprotegen a sus hijos, puede ser causa de deterioros emocionales cuando éstos sean mayores. Analicemos brevemente el tema.


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Cuando crecí, en la década del 70, era bastante común ver niños caminando o jugando en las calles sin ningún tipo de supervisión de mayores. Ahora, y sin mucha evidencia de que actualmente es más peligroso para los niños de lo que era entonces, se cierne una evidente histeria por parte de algunos padres acerca de la seguridad de sus hijos. Incluso en la psicología ha surgido el término "padres helicóptero" para describir esta situación.

Este contexto me ha hecho recordar lo ocurrido hace 5 años, cuando una chica de 16 años llamada Abby Sunderland intentó ser la persona más joven en navegar en solitario alrededor del mundo. Pero su velero se averió en medio de una severa tormenta en el Océano Indico y debió ser rescatada.

Este hecho generó un aluvión de críticas a los padres de la joven, montones de artículos, editoriales y debates se produjeron en todo el mundo sobre si debieron permitir a la chica llevar a cabo una actividad tan notoriamente peligrosa. En este caso cabe una pregunta legítima ¿cuál es el límite que deben permitir los padres a sus hijos para tomar riesgos?

Algunas personas incluso aplaudieron a los padres de la chica por "la valiente crianza y por fomentar su madurez de la joven". Claramente Abby era bastante madura y sabía lo que estaba haciendo. Muchos avezados marineros hubiesen tenido problemas para mantener un velero en posición con el mástil quebrado y olas de 6 y 7 metros.
Aún así, ¿está bien fomentar este tipo de toma de riesgos en adolescentes?


¿Dónde están los riesgos?

Tomemos, por ejemplo, las cifras del Centro Nacional de Estadísticas y Análisis de Estados Unidos, en ese país hay anualmente unos 115 casos de "secuestros estereotípicos" esto es un secuestro no familiar perpetrado por un extraño y en el cual el niño es retenido por una noche o más. Si tenemos en cuenta que en Estados Unidos hay 40 millones de niños, lo que vemos es que las probabilidades de secuestro son de 347 mil a 1. Comparemos esa cifra con los aproximadamente 3 mil niños de entre 2 y 14 años que mueren en accidentes de tráfico anualmente en ese país. O los 1500 niños que son anualmente asesinados por sus propios padres o cuidadores. O las 900 mil condenas de abuso infantil cometidas por miembros de la misma familia.

¿Dónde está el punto medio para mantener a los niños seguros? Parece haber desaparecido, hoy en día algunos padres toman medidas extremas que llevan a que sus hijos en un futuro se sientan menos estables, a que no aprendan a valerse por sí mismos, a problemas de autoestima o a dificultades para tolerar las adversidades, entre otras consecuencias.


Muchas veces los niños malinterpretan esta sobreprotección, la ven como parte de una necesidad de los propios padres. Entonces, a menudo actúan como si necesitasen continuamente de este amparo, con el fin de colmar esa aparente necesidad de los padres.


¿Por qué esta sobreprotección se ha vuelto cada vez más frecuente? La teoría de algunos profesionales es que, debido a que este fenómeno se hace aún más evidente en padres dónde ambos cumplen largas jornadas laborales, es probable que muchos se sientan culpables por la forma en que sus ocupadas vidas afectan a sus hijos. Y este sentimiento de culpa, al menos tan evidente, apenas existía hace 30 o 40 años.



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