La vinculación humana: matrimonios para toda la vida


En las generaciones anteriores a las actuales, la mayoría de la gente se casaba y permanecía unida a la misma persona de por vida. Sin embargo, en las últimas décadas este tipo de estabilidad matrimonial ha sido limitada. Es evidente que nos estamos dirigiendo a un futuro con matrimonios cada vez más frágiles...


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En los países desarrollados, el primer matrimonio se ha retrasado casi cinco años (si comparamos con un siglo atrás). Incluso la principal función del matrimonio, la crianza de los hijos, es cada vez menos una función marital, de hecho en países como Noruega, Suecia, Eslovenia y Estonia la mayoría de los niños nacen por fuera de uniones matrimoniales.
Una razón para que esto suceda, es la independencia económica de la mujer y su participación en la fuerza laboral. Esto, sin dudas, es un gran presagiador de nacimientos por fuera del matrimonio.


Evolutivamente, el matrimonio de por vida es reciente

El matrimonio de por vida comenzó a ser común recién con las sociedades agrícolas, en cambio, según la investigación antropológica, en la época de los cazadores-recolectores estas uniones fueron bastante inestables.
Concretamente, el matrimonio permanente surge en las sociedades en las cuales se podían heredar las propiedades, donde la pertenencia de la tierra era la garantía de alimentos en el futuro. En tales sociedades campesinas, la posesión de la tierra era fundamental para las uniones matrimoniales duraderas. Una separación de la pareja dejaba a la esposa (y posiblemente también a los hijos) en una situación particularmente insostenible. Es por ello que en los países esencialmente agrícolas, las tasas de divorcios son mucho más bajas que en el resto.

En las sociedades de cazadores-recolectores, que carecían de la herencia de la propiedad, las parejas eran más fáciles de disolver. Generalmente el vínculo asociado a una pareja duraba el tiempo suficiente para criar a un solo niño, este fenómeno contribuye a dar sentido al hecho de que los matrimonios modernos que terminan en divorcio suelen durar, en promedio, unos siete años. Como han dicho algunos investigadores, anteriormente a las sociedades agrícolas, el vínculo sexual entre personas era análogo al vínculo de las aves que permanecen juntas a lo largo de una temporada de cría.


La vinculación humana

Esta analogía plantea una cuestión adicional: cómo un matrimonio puede llegar a durar toda la vida. Hay muchas explicaciones posibles, la más obvia es la presencia de varios hijos, esta es una evidencia abrumadoramente fuerte. De hecho, los estudios dicen que las parejas sin hijos tienen un alto riesgo de separación, mientras que las parejas con un gran número de hijos muy raramente se separan, más aún si hay hijos varones. Esto es así porque los padres se involucran particularmente con los varones, los antropólogos admiten que el nacimiento de un varón protege a la pareja de un divorcio mucho más que el nacimiento de una niña.
Otro factor de riesgo es la baja fertilidad de las sociedades modernas, las parejas de hoy carecen del nivel de adhesión de tener varios hijos dependientes jóvenes. Está claro que el sacrificio conjunto de criar un niño (o varios), genera en muchas parejas un tipo de relación "mágica".
Las uniones también son más estables si los cónyuges tienen en común factores como la educación, la religión, la política y así sucesivamente, esto explica por qué las parejas maduras son muy similares en estos rasgos.

En el caso de las parejas con varios hijos, incluso después de que el menor de ellos abandona la edad de dependencia paterna, el nacimiento de los nietos ayuda enormemente al matrimonio a permanecer junto debido a la experiencia compartida de ser abuelos, que combina muchas de las afinidades de la paternidad con muy pocas de sus desventajas.



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