Nervios de acero: nacidos arriba del escenario


Pensar en subir a un escenario ante miles de personas, para actuar o cantar, a muchos de nosotros nos temblarían las piernas de sólo imaginarlo. De hecho existen muchas personas que tienen fobia a hablar en público.
Sin embargo, para algunos individuos esto es natural. ¿Qué los hace diferentes?
¿Por qué hay personas que parecen estar naturalmente preparadas para afrontar una situación tensa?



Pocos acontecimientos en la música fueron tan trascendentes como la primera aparición de los Beatles en Estados Unidos, fue en el show de Ed Sullivan el 9 de febrero de 1964.
Momentos antes de salir, el director de escena le preguntó a Paul Mc Cartney:
_ ¿Estás nervioso?
_ No, no en realidad. Le contestó Paul.
_ Deberías estarlo, 70 millones de personas van a ver el show. Le dijo el director.
Mc Cartney lo miró con una sonrisa y le contestó... "Si, pero no estoy nada nervioso".


¿Cómo puede un joven de 21 años estar tan relajado ante un acontecimiento de tal magnitud?
En realidad la capacidad de mantener la calma en momentos como este, es debido a la estructura del cerebro.


El cerebro y las emociones

El cerebro posee una poderosa influencia sobre el cuerpo. El solo hecho de pensar en subir a un escenario, puede producir mariposas en el estómago en mucha gente.
El sistema límbico, una región del cerebro emocional que incluye la amígdala, está estrechamente relacionado con el sistema autónomo, que controla las emociones, esto puede hacer que su corazón lata más rápido y sus rodillas se debiliten.
La amígdala es una estructura central del cerebro muy activa cuando tenemos miedo, también está conectada a las regiones del cerebro más racionales, como la corteza prefrontal a través de vías de materia blanca.

El cerebro se puede dividir en dos categorías funcionales: la materia gris y la materia blanca.
La materia gris realiza un procesamiento de alta resistencia, como una computadora.
La materia blanca, ayuda a las regiones distantes del cerebro a que se comuniquen mediante la realización de señales, a través de largas distancias.
Se podría decir que la materia, blanca son las líneas telefónicas que transmiten las señales entre las distintas regiones de la materia gris.
La calidad y fuerza de la señal transmitida por la materia blanca, está determinada por el grosor y lo bien que estén aisladas las líneas, esto puede variar de persona a persona.

Nuevos estudios encontraron una vía entre la amígdala y la corteza prefrontal ventromedial (vmPFC), una región del cerebro que ayuda a medir los riesgos. Hasta no hace mucho, la importancia de esta conexión era desconocida.
El estudio investigó el papel que juega la fuerza de conexión entre las dos regiones, en la ansiedad.


Utilizando una resonancia magnética, se detectó que las personas con niveles más bajos de ansiedad, tenían las vías de materia blanca más sólidas entre el vmPFC y la amígdala.
Se encontró que el mejor pronosticador de la ansiedad era la fuerza de la conexión entre las dos regiones.
Esto es porque el vmPFC puede calmar la amígdala, pero su capacidad para hacerlo depende de la conexión de las dos regiones. Si la señal es fuerte, el vmPFC puede apagar la ansiedad o el miedo de la amígdala, esto es lo que permite tomar decisiones más calmadas y racionales.


Las personas con conexiones de materia blanca más fuertes, tendrán niveles más bajos de ansiedad, porque son capaces de calmarse con mayor eficacia.
Esto es lo que conocemos como "nervios de acero" y sirve tanto para subirse a un escenario, estar frente a una audiencia de televisión o cualquier otra situación tensa.


Dominar situaciones tensas

Hasta no hace mucho se creía que el cerebro adulto era estático, que después del crecimiento nos quedábamos con lo que teníamos.
Lo que los científicos están viendo ahora, es que el cerebro está en un constante estado de evolución.
No solo podemos desarrollar nuevas neuronas, quizás lo más importante, también podemos desarrollar nuevas conexiones o fortalecer las conexiones preexistentes.

Debido a que la vía entre la amígdala y el vmPFC es una calle de doble sentido, estas dos regiones se modulan entre sí. La amígdala se activa cuando se presentan situaciones que producen ansiedad y el vmPFC decide si es una emergencia real o una falsa alarma.

Actualmente los científicos están analizando como entrenar el cerebro para dominar situaciones de tensión extrema, que como hemos visto, se podría lograr si se consiguen fortalecer las conexiones que se encuentran entre el vmPFC y la amígdala.



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